El drástico recorte en financiamiento público figura como la causa primordial de la decadencia en la atención educativa al cambio climático y otras problemáticas ambientales. Pero, la crisis financiera no tendría por qué presentarse como argumento para el desmantelamiento del campo de la educación ambiental.
El drástico recorte en financiamiento público figura como la causa primordial de la decadencia en la atención educativa al cambio climático (CC) y otras problemáticas ambientales. Pero, la crisis financiera no tendría por qué presentarse como argumento para el desmantelamiento del campo de la educación ambiental. Si las decisiones del Estado se tomaran guiadas por la búsqueda del bien común, la atención a problemáticas como el CC sería fortalecida en un contexto sociohistórico de cambio en la construcción de una sociedad ambiental, social y económicamente sostenible. Ejemplo de esta línea de acción es la propuesta presentada por Greenpeace (2012) a las elecciones autonómicas andaluzas, concretada en ocho líneas de trabajo para “Salir de la crisis a través de la sostenibilidad ambiental”, evitando incurrir en los viejos errores del modelo socioeconómico y de desarrollo que nos llevó a la situación actual de crisis. Otras voces apuntan a la necesidad de una respuesta a pesar de las dificultades económicas actuales, ante las inevitables consecuencias de la crisis ambiental actuar ahora es menos costoso que esperar, tal y como desarrollaba en la ponencia inaugural de este seminario María Loureiro, profesora titular del Departamento de Fundamentos y Análisis Económica de la Universidad de Santiago de Compostela, proponiendo diversas herramientas financieras en la atención al CC.
Evolución de la inversión en educación ambiental de
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Pardellas y Pousa (2013). Fuente: SGEA (2012).
El empleo de mecanismos de mercado, como la imposición ambiental en el sistema fiscal español (Gago y Labandeira, 2013; García Fernández, 2013) o los mercados de carbono a nivel internacional; así como la mejora técnica para la consecución de modelos energéticos menos contaminantes y dependientes del petróleo (Labandeira y Pintos, 2014), son dos de las líneas de trabajo en las que se sustenta la transformación de nuestras sociedades cara modelos más sostenibles. Por el contrario, son poco frecuentes, tanto en las facultades de Economía –muchas veces facultades de adoctrinamiento capitalista- como en las instituciones de poder (gobiernos, organizaciones internacionales, empresas) los discursos que proponen un cambio del paradigma socioeconómico, incidiendo en las causas estructurales del problema del CC. Si bien tuvimos la oportunidad de escuchar en este seminario a personas provenientes de las ciencias económicas que defendían el necesario cambio de modelo -como fue el caso de Xoán Doldán, miembro del departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Santiago de Compostela-, estos discursos suelen ser silenciados o tachados de utópicos, hecho que refleja el éxito de la proclama del “fin de la historia”[1], que supone la interiorización de un discurso que, apoyado en la defensa del fin de la ideología, presenta al modelo capitalista (neo)liberal como el único posible.
El silenciamiento de aquellas iniciativas estructuralmente más cuestionadoras y transformadoras, ha incidido en el reconocimiento otorgado al campo de la educación ambiental, así como en su desarrollo, discursos y prácticas. En la coyuntura actual, la educación ambiental debería fortalecerse como una opción viable para promover el cambio social, crear conciencia de participación y modelar una nueva concepción de nuestras sociedades y del propio ser humano (Martínez Castillo, 2012). Por el contrario, desde las Administraciones se le está castigando en mayor medida que a otros sectores profesionales, tal y como reflejan los datos sobre la caída de empleo en el sector[2]. Detrás del aséptico argumento de un mal inevitable, se encuentra un claro interés político en la desintegración de un sector incómodo para quien opta por conservar la actual estructura de poder.
El análisis de la trayectoria de vida de las educadoras y educadores ambientales[3], sobre todo de aquellas que se ubican en la etapa fundacional del movimiento, ha servido para identificar las creencias que sustentan el campo da la educación ambiental en sus dimensiones educativa, ambiental y sociocultural. Su vinculación inicial a movimeintos sociales de marcado caracter contracultural y de transformación social, tanto dentro como fuera del sistema escolar, ha impregnado a la acción educativa en relación al medio ambiente un cierto carácter molesto respecto a las actuales condiciones estrucutrales. La educación ambiental debe incidir necesariamente en la transformación de nuestro modelo socioeconómico, en la medida en que el CC y otras problemáticas que perfilan la crisis ambiental que vivimos están generadas y sostenidas por el mismo. Esto dilata el interés por parte de las instituciones de poder como campo a ser dominado, incidiendo en sus prácticas y discursos a través de la dependencia económica, y a ser desmantelado cuando más molesto pueda resultar, como pueden ser tiempos de revulsión sociopolítica como el actual.
Pero quizás lo más preocupante sea que esta desatención por parte del Estado se da en consonancia con la pérdida de interés por parte de la ciudadanía en relación a la cuestión ambiental y, por lo tanto, a la existencia propia del campo de la educación ambiental. La demoscopia de MAPFRE del 2013 denuncia que “a pesar de los avances científicos experimentados en la identificación de las causas antrópicas del CC y en el ajuste de los modelos que indican los graves impactos que tiene y tendrá sobre el territorio español, la inquietud que manifiesta la sociedad española ha menguado en términos absolutos, aunque se puede observar un ligero repunte en la última oleada” (Meira et. al., 2013, p.42). Indicaba Teresa Rivero, secretaria de Estado de Cambio Climático entre 2008 y 2011, que “la crisis y el temor a los cambios ha generado un divorcio entre la urgencia del problema y la percepción de la gente de sus prioridades. Se ha frenado la demanda social” (El País, 2010). En el ideario social parece apreciarse una falsa diferenciación entre crisis ecológica y crisis social y financiera, que obliga a optar por la atención a uno u otro terreno.
(…)
Ante el actual panorama de crisis, el campo de la educación ambiental tiene dos opciones ante sí: o bien esperar a que la situación se estabilice, recuperando las líneas de presupuesto en las que precariamente se sustentaba y su escasa capacidad de incidencia; o repensar su trayectoria, ejerciendo un rol protagonista en la necesaria transformación social. Supone recuperar la acción política como estilo de vida y estar presentes en los espacios de construcción de nuevas formas de democracia que devuelvan el poder al conjunto de la sociedad y en las que primen los intereses sociales y ambientales frente a los de orden especulativa. Supone también exigir un rol protagonista a nuestros gobiernos en la atención al CC y otras problemáticas socioambientales, no siendo cuestiones a silenciar en coyunturas sociales donde el cambio que demandan resulta demasiado peligroso para el proyecto neoliberal.
Bibliografía
El País (2010). La crisis se come la lucha contra el cambio climático, en El País. Sociedad. Recuperado de: http://www.elpais.com/especial/35-aniversario/sociedad/la_crisis_se_come_la_lucha_contra_el_cambio_climatico.html
Fukuyama, F. (1989). The End of History. En The National Interest, pp. 3–18
Fukuyama, F. (1992). The End of History and the Last Man. New York: Free Press
Gago, A. y Labandeira (2013). La imposición ambiental como opción para España. En Papeles de Economía Española, 139, pp.142-152
García Fernández, C. (2013). Reflexiones acerca del impuesto sobre el carbono como incentivo de mercado en el contexto actual de crisis, en Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas, 37 (1). Recuperado de: http://dx.doi.org/10.5209/rev_NOMA.2013.v37.n1.42563.
Greenpeace (2012) Salir de la crisis a través de la sostenibilidad ambiental. Recuperado de: http://www.greenpeace.org/espana/Global/espana/report/contaminacion/andaluci.pdf.
Labandeira, J. y Pintos, P. (2014) Política de descarbonización. En Aranzadi, C., López, C. (eds.) Energía, Tecnología, Economía y Regulación. Madrid: Academia Europea de Ciencias y Artes
Martínez Castillo, R. (2012): Ensayo crítico sobre educación ambiental, en Revista electrónica Diálogos Educativos, 24 (12). Recuperado de: http://www.dialogoseducativos.cl/revistas/n24/martinez
Meira, P.A. (Dir.); Arto, M.; Heras, F.; Iglesias, L.; Lorenzo, J.J. e Montero, P. (2013). La respuesta de la sociedad española ante el cambio climático. 2013. Madrid: Fundación Mapfre.
Pardellas, M. y Pousa, X.M. (2013). Educación ambiental en Galicia: Buscando Alternativas, En Galeduso, 10, pp.45-48.
[1] Esta noción es presentada por Francis Fukuyama en el 1989, en un artículo publicado en The National Interest, y posteriormente desarrollada en su obra The End of History and the Last Man, del 1992.
[2] En la comunicación se presentan los datos derivados de un estudio en el que se exploró la incidencia de la crisis sobre el campo profesional de la educacuión ambiental en Galicia mediante una comparativa entre la situación en 2007, previa a la crisis, y la del 2013.
[3] Dichas trayectorias sostienen el grueso metodológico del proyecto de investigación “A educación ambiental en Galicia: análise socio-biográfica da súa construción como campo”, que desarrollo como trabajo de tesis dentro del Grupo de Investigación en Pedagoxía Social e Educación Ambiental (SEPA) de la Universidad de Santiago de Compostela, con cargo al Plan Galego 2011/2015 (Plan I2C) Convocatoria 2011.
*Extracto de la ponencia presentada en el Seminario Internacional Resclima 1: Investigar el cambio climático en la interfaz entre la cultura científica y la cultura común. Santiago de Compostela, 11 y 12 de diciembre de 2014.