La construcción social de la dieta y la configuración de los sistemas agroalimentarios son elementos de especial relevancia para la Educación Ambiental (EA), tanto por los impactos ambientales asociados, como por sus implicaciones a nivel socioeconómico, político y cultural. La dieta, en tanto que conjunto de hábitos y patrones de consumo, mediados por criterios, decisiones y factores socioeconómicos y culturales, así como por condicionantes externos (publicidad, modas, oferta, accesibilidad), que configura el modo en que individuos y grupos humanos satisfacen sus necesidades alimentarias, es en definitiva una construcción cultural particular entre muchas posibles, que depende de numerosas variables y que responde a una evolución histórica, por lo que es posible incidir en la misma desde distintas perspectivas. Desde un enfoque ecologista de la EA, entendida como praxis social crítica (Caride y Meira, 2001), consideramos que para promover construcciones sustentables de la dieta, en sus múltiples dimensiones (Johnston, Fanzo y Cogill, 2014), es necesario desplegar estrategias orientadas a situar la alimentación como espacio de acción política y de movilización social (Gómez-Benito y Lozano, 2014), así como de responsabilidad ecológica para con el planeta y sus habitantes (Dobson, 2014), a través de aprendizajes colectivos y en la acción, la movilización de saberes, la adopción de compromisos comunes, el desarrollo de pensamiento crítico y la asunción de posturas éticas en la práctica de la EA (Sauvé, 2013). Así, entendiendo estos aprendizajes como “una dimensión transversal de los proyectos de acción colectiva innovadora”, y que “se trata de aprender juntos en el movimiento de los proyectos que se están desarrollando” (Sauvé, Naoufal y Anzou, 2013, X), las iniciativas que componen el movimiento agroecológico, por su posicionamiento axiológico, su trayectoria y su vocación transformadora, se presentan como un referente de primer orden a la hora de construir un EA capaz de afrontar la reconstrucción de la dieta y de los sistemas agroalimentarios en base a criterios de sustentabilidad social y ambiental. Se trata así de conocer y reconocer su saber practico, visibilizarlo y colectivizarlo para que pueda ser replicado y promover también la articulación de líneas comunes de acción. En la actualidad, existen estudios previos que apuntan hacia una notable presencia de este movimiento en Galicia (Simón, Copena y Rodríguez, 2010; Ríos, 2014), si bien no se ha hallado ningún análisis sistemático sobre este fenómeno en su conjunto en este territorio, mucho menos de su dimensión socioeducativa.
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Kylyan Marc Bisquert i Pérez y Pablo Ángel Ángel Meira Cartea (Abril 18, 2019). O movemento social agroecolóxico en Galicia e a súa dimensión socioeducativa. Unha aproximación dende a Educación Ambiental sociocrítica. Congresso Internacional de Educação Ambiental dos Países e Comunidades de Língua Portuguesa, Bijagós, Guiné-Bissau
